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Editorial - 1132

 


Actitud y felicidad

 

La actitud es la forma habitual de reaccionar ante la vida. Las actitudes, como toda conducta superior, son aprendidas en la primera infancia, en respuesta a los estímulos recibidos del medio ambiente. Con los años estas actitudes tienden a consolidarse.

 

Las actitudes son básicamente la expresión del inconsciente, de lo que la persona es y siente en lo profundo de su ser. Es producto de la filosofía de la vida, de los principios, valores, criterios y creencias; así como de las vivencias, del temperamento y del carácter. Todo lo que hacemos se graba en el inconsciente y se convierte en fuerza dinámica que nos impulsa en una u otra dirección. Por esta razón necesitamos controlar nuestras ideas, sentimientos, lenguaje y acciones, porque nos modelan de forma lenta pero profunda.

 

El éxito y la felicidad del ser humano dependen más de su actitud ante la vida que de las cosas que le ocurren. En las mismas circunstancias, unas personas triunfan y son felices y otras fracasan y son desdichadas.

 

Existen actitudes externas que son la forma de reaccionar ante los estímulos o acontecimientos externos. Las actitudes externas determinan la forma en que nos relacionamos con los demás y, en consecuencia, favorecen o perjudican la convivencia y el éxito. Existen también actitudes internas, que son la forma de reaccionar frente a los estímulos que vienen de dentro (ideas, sentimientos, temores y recuerdos...) Las reacciones internas son más profundas e instintivas y cuesta más controlarlas. Estas reacciones son las que más influyen en nuestra vida, por lo cual, es fundamental aprender a manejarlas. 
Un signo de madurez y de equilibrio mental es el control de las emociones y de las actitudes. 

 

Las actitudes agresivas o temerosas impiden la conexión con la gente, y, lo que es peor, son causa de rechazo, lo cual genera frustración, y, en consecuencia, mayor agresividad o mayor timidez.


En una sociedad tan crítica y agresiva como la que nos toca vivir, necesitamos cultivar actitudes positivas y emitir vibraciones amistosas que aplaquen la agresividad y estimulen la confianza, de modo que todos nos aporten la parte buena de su persona.


El ser humano puede tomar conciencia de sus actitudes y controlarlas con el fin de sentirse bien y evitar confrontaciones inútiles. Para ello, es necesario conocer un poco sobre la estructura de la mente humana. Cómo somos. Qué fuerzas internas nos impulsan a reaccionar, etc.

 

La felicidad es un estado de ánimo, es un hábito, una forma de ser y de sentir que nos acompaña a lo largo de la vida; así como son hábitos: El saber o la ignorancia, la buena educación o la mala educación, la honestidad o la deshonestidad.

 

Es importante saber que los seres humanos utilizan mecanismos de auto engaño. Estos mecanismos son: La fama, el poder, el dinero, la belleza, el estatus, etc. Sirven para mantener en alto la autoestima y el respeto a sí mismo, necesarios para soportar la vida y para mantener el equilibrio mental. Son mecanismos de supervivencia, pero no de desarrollo; por lo cual, tarde o temprano caen por su propio peso. En el fondo, las personas saben que se trata de mecanismos efímeros, por lo cual, no proporcionan la verdadera felicidad.

 

La verdadera felicidad está blindada, porque no depende de factores externos circunstanciales, sino de una estructura mental que las personas tienen bajo control. Podrán ocurrir problemas y desgracias, porque éstas son parte inevitable de la vida, pero siempre pasarán las tormentas y volverá a brillar el sol. Sin embargo, a veces las cosas se complican tanto que destruyen todo a su paso, como ocurre con los tsunamis, de modo que: "Nada es para siempre"

 

"La felicidad es un viaje hacia el encuentro del propio Yo, hacia el lugar de donde un día partimos, hacia la casa del Padre. No se trata de un camino físico, se trata de un camino espiritual en el que se avanza a través de la superación intelectual, afectiva, moral y espiritual"

 

Conclusiones

 

1. Las personas tienen un estado de ánimo habitual, acorde con los sentimientos profundos que mandan en su vida. El estado de ánimo es variable, pues depende de muchos factores internos y externos que pueden alterarlo. Existen unos márgenes ideales, dentro de los cuales la vida fluye en paz y en armonía. Cuando se rebasan dichos márgenes surgen el temor y la angustia y las personas toman actitudes defensivas, pueden inhibirse o actuar de forma agresiva.

 

2. Es importante actuar con honestidad y bondad y cuidar nuestras ideas, sentimientos, lenguaje y acciones, pues, nos modelan día a día, de forma lenta pero profunda. Para lograr un estado habitual de felicidad es necesario cultivar una filosofía correcta de la vida y manejar de forma inteligente las relaciones y la vida emocional.

 

3. Como la sociedad genera mucho desgaste físico y mental, es necesario cultivar valores y sentimientos positivos.

 

4. Todo se rige por la Ley de Acción y Reacción. Las ideas y sentimientos que cultivamos determinan nuestra visión de la vida, nuestra actitud ante las cosas y la forma de actuar. Según sean nuestras ideas y nuestros sentimientos, serán nuestras reacciones y nuestras decisiones, y, según sean nuestras decisiones, será nuestra vida.

Sabiendo que toda acción genera una reacción, es importante saber qué estímulos debemos aplicar en la educación de los hijos, en las relaciones humanas (matrimonio, trabajo,...)

Los estímulos positivos, que dirigimos a personas, generan respuestas positivas y los estímulos negativos generan respuestas negativas. De igual modo, cuando pensamos en positivo creamos condiciones favorables para que se nos den las cosas.

 

"Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras.

Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos.

Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos.

Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino" Mahatma Gandhi

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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